Breve resumen del Curso de Verano de la U.C.M.
El pasado martes, 20 de julio, se celebró en el salón de actos del Centro Cultural Municipal “El Lisadero” de Robledo de Chavela, el Curso de Verano de la Universidad Complutense que lleva por título:
¿Hay/hubo vida en Marte? ¿Es posible un viaje tripulado a Marte?
Vaquerizo
continuó su disertación contando como Marte se formó junto con la Tierra, hace unos 4.500 millones
de años y en un principio tuvo unas condiciones climáticas similares a las de
nuestro planeta, por eso se piensa que también se pudo dar allí el salto de las
moléculas químicas a organismos de vida. Pero al tener Marte la mitad del
tamaño de la Tierra su núcleo de hierro fundido se pudo llegar a enfriar y
dejar de realizar la función de dinamo
que hace también el núcleo de nuestro
planeta, desapareciendo los cinturones magnéticos
que protegían su atmósfera, haciendo desaparecer esta y dejándolo expuesto a
las terribles radiaciones cósmicas que acabarían destruyendo todo atisbo de
vida, al menos en su superficie.
Eso
es al menos lo que se creé que pudo pasar. Los nuevos descubrimientos que
vendrán de la mano de las exploraciones actuales y futuras, confirmarán esta
hipótesis o elaborarán otras nuevas.
Nos
presentó sus investigaciones sobre el flujo de metano en este cráter utilizando
el MRAMS. Este flujo dependería de las diferencias de temperatura y dirección
del viento entre la noche y el día marciano.
Uno de los misterios de Marte es de donde procede el metano que
periódicamente se detecta en su atmosfera. En la Tierra asociamos el metano al
metabolismo de seres vivos, pero en
Marte parece que está relacionado con ciertas
sales orgánicas que al calentarse liberarían este gas.
Despues de la pausa del café, (sin café por el COVID), pero con otras viandas que lo sustituyeron estupendamente, intervino la Directora de la Agencia de Desarrollo Local de Robledo de Chavela Carmen García García.
Moisés Fernández Álvaro, actual Director de Complejo de Comunicación con el Espacio Profundo de la NASA en Robledo, nos informó de las características de las antenas y del complejo en sí, y de su importancia para, en unión de las otras dos estaciones de seguimiento espacial situadas en Camberra (Australia) y Goldstone (California), cubrir en todo momento a las naves en sus viajes de exploración.
Expone
que en la actualidad cuentan con cuatro antenas de 34m
de diámetro en funcionamiento, algunas desde hace varias décadas, y hay otra
antena de 34m de diámetro que esperan entre en funcionamiento, como tarde, a
principios del 2022:
- DSS-65, de 34m de diámetro, en
funcionamiento desde 1987.
- DSS-54, de 34m de diámetro, en
funcionamiento desde 1997.
- DSS-55, de 34m de diámetro, en
funcionamiento desde 2003.
- DSS-63, de 70m de diámetro, en
funcionamiento desde 1973.
- DSS-56, de 34m de diámetro, en
funcionamiento desde enero de 2021.
- DSS-53, de 34m de diámetro, que
esperamos que esté funcionando desde enero de 2022, como tarde.
Expresó también que las cuatro antenas de 34m de diámetro consiguen la eficacia de la antena de 70m de diámetro, esas cuatro antenas son menos costosas de mantener que la de 70m, pero que la mantendrán mientras sea posible y tengan las otras cinco antenas de 34m de diámetro (al igual que la más grande) habilitadas para hacer seguimiento, telemetría y telecomando de las naves espaciales que pueblan el sistema solar, siempre refiriéndonos al espacio profundo (equivalente, aproximadamente, al seguimiento de naves espaciales desde la Luna hacia “dentro” de nuestro sistema solar, alejándonos de la Tierra).
En
el turno de preguntas y debate, fue invitado a subir a la mesa de ponentes José Manuel Urech Ribera, por su especial relevancia
en estos temas. Urech fue director de la estación de Cebreros desde 1970 hasta
1981 y en ese tiempo participó en el proyecto de las naves Mariner para
explorar Marte. Del 1981 a 1999 dirigió la estación de Robledo. Nos explicó
detalles y anécdotas de los difíciles comienzos de la exploración espacial: el
ordenador que usaban era de tarjetas perforadas y había que reprogramarlo
constantemente; la electricidad estática afectaba a los aparatos y tuvo que
combatirla inundando la moqueta con agua y con los técnicos sin
zapatos y con los pies empapados pudieron al fin mandar la señal a la Mariner
para que entrara en órbita con el ángulo adecuado; recibían las imágenes a un
bits por segundo, lo que hacía que una fotografía tardara en descargarse ocho
horas y luego había que montarla a mano…
Un toque de humanidad entre tanta ciencia.
El curso fue clausurado por Fernando Casado, Alcalde de Robledo de Chavela, que dio las gracias a la Universidad Complutense, a los ponentes, al director del curso Carlos Álvarez Nebreda, y a la Secretaria Académica Elena Arriero, así como a los miembros del Ateneo Antoniorobles Luis Alonso y Manuel Haro y a los demás voluntarios y trabajadores del centro, emplazando a los organizadores para que en los años siguientes puedan seguir desarrollándose estos cursos en Robledo de Chavela.
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