TANTO MONTA, MONTA TANTO… EN
“EL PATIO”
La COVID-19 y el calendario
de los años ha hecho que este verano se adelantara el cierre. Creemos que todos
hemos pasado momentos muy agradables y sentimos que un local familiar eche el
cierre. Pero no solo nos podemos quedar en el sentir, sino que queremos dar a conocer a sus protagonistas: Manolo/
Sole…Sole/ Manolo.
Pero, detrás de esas dos
personas que nos atendían en “El Patio”, y preparaban esas raciones de pescaito
frito, ensalada de tomate y pimientos o las patatas del patio, ¿Cómo se
conocieron una robledana y un sevillano? ¿Qué hacia un sevillano y del Betis en
Robledo? ¿Cuándo montaron “El Patio”?
Todas y algunas preguntas más, vamos a desvelarlas.
El flechazo entre Manolo y
Sole vino durante la verbena de San Antonio, el 13 de junio de 1965, durante el
baile celebrado en la plaza, al son de “La orquesta El Cairo” (algún componente
nos tendrá que contar a cuantas parejas enamoraron con sus canciones).
En enero de 1967 se casaron
y fruto de su matrimonio nacieron 4 hijos, que se deshacen en alabanzas hacia
ellos: Manuel, María Jesús, Soledad y Javier, pero por motivos personales y
profesionales no han podido hacerse cargo de “El Patio”, al jubilarse sus
padres.
Tras
comprar una casa en ruinas en
1973, levantan la actual casa de la calle Los Mesones con sus manos y las de
amigos y familiares. Cuando hablan de la inauguración del bar el lunes 21 de
mayo de 1984, a Sole le brillan los ojos de
manera especial recordándolo como un día muy mágico. El local lleno, y todos
los vecinos felicitándoles. A lo largo de la charla que mantuvimos con ellos,
en todo momento, no paran de agradecer a los vecinos su cariño por el buen
comportamiento que siempre han tenido con ellos.
Sus
recuerdos nos dan a conocer su implicación en las actividades del pueblo y
muestra de ello han sido los numerosos años que montaban su Feria de Abril en
“El Patio”, como en la celebración de la merienda de los jubilados, allá por
los años 80. Sin olvidarse de los camareros que han pasado por el local, ni de
sus proveedores de Pozuelo de Alarcón y de Robledo.
Tienen
claro que viven ahora una jubilación que se la han ganado, tras 36 años
trabajando en “El Patio”, están contentos y satisfechos por la labor que han
realizado, por lo felices que veían a sus vecinos disfrutando de sus comidas, y
ahora les corresponde descansar, pero en sus pensamientos tienen muchas cosas
que hacer todavía.
Insisten,
insisten, insisten, en dar las GRACIAS a todos los vecinos, y con el asomo de
alguna lagrimita entre los ojos, nos despedimos. Gracias Manolo/Sole…Sole/Manolo,
por darnos esta oportunidad de charlar y
compartir vuestras vidas con nosotros.
¡Ah! Y nos regalaron esa joyita que hace Manolo,
un cesto de flores en una nuez. Gracias de nuevo.
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