miércoles, septiembre 22, 2021

Equinocio de otoño: Poesía de Robledo de Chavela

 





Equinoccio de otoño


Otoño; las aguas retornan para fertilizar la tierra después del cálido verano. Empieza el tiempo de introspección, preparándonos para los meses oscuros, en los que la vida reposa. La savia se retira de las hojas, que se dejan caer. Hay pájaros que emigran. Los atardeceres adquieren una particular intensidad. Nuestro cuerpo pide alimentos más cálidos. Celebramos las cosechas, las personales y las de la Madre Tierra. Las cosechas; garantía de futuro, nostalgia dorada. Ante el declinar de la luz, nos invade quizás, una cierta tristeza. ¿Cómo afrontaban los antiguos habitantes de Robledo estos cambios? Quizá algunos rituales ancestrales han sobrevivido adaptados a los nuevos tiempos: https://www.hijasdelatierra.es/blog/mabon%2C-equinoccio-de-oto%C3%B1o/

¿Y, los poetas de Robledo? ¿Cómo nos adaptamos a la oscuridad creciente, a la afilada transparencia de la luz en las mañanas, al aire que nos eriza la piel, y nos obliga, a nuestro pesar, a buscar el abrigo que el verano olvidó?


        REMINISCENCIAS DE OTOÑO

                                                     


José Manuel Cabezas Fernández, 
el Troll de Robledo



El otoño golpea en los árboles,

perenne humedad color rojizo,

el alba difumina en los faroles,

el lejano horizonte del gollizo,

el rocío alimenta caracoles,

que los cabreros hornean con panizo.

 

La Almenara contempla en Robledo,

pétreos hogares de albos vapores;

el magosto alumbra el castañedo,

con el  vaho que recuerdan sus olores;

el agraz se mostea en el viñedo,

nutriendo al invierno de sus licores.

 

Las coníferas sazonan con su aroma,

los asados pimientos de temporada,

saltan, en la plaza, las niñas la goma,

resbalando sobre la losa mojada,

en la veleta se posa una paloma,

que con la niebla parece dibujada.

 

La melancolía recorre las calles,

fiando su estela de ocre hojarasca,

en los graneros se ocultan los dalles,

y en las lumbres se prende la carrasca,

el rondón ya no formara pasacalles,

si al ángelus se vacía la frasca.

             **************        


      



Querido Otoño,

    
Miriam García Abad  

                                       


Querido Otoño,

que vienes cargado de agua y viento,

riega nuestros corazones y llévate de un soplido,

la tristeza que nos inunda con tu llegada;

Qué tendrás para teñir las calles de colores

tan apagados como hermosos.

Tengo ganas de seguir durmiendo,

de abrazarte y cuidar tus sueños,

mientras tus ojos se clavan en mi mirada.

                      Enséñame a quererte, empieza a disfrutar.                                                       

          **************

   



Otoño

Luis Alonso del Moral


Cada desigual otoño,

Se funde con mi vida

Y deja huella distinta en mi ánimo;

Después de la exuberante primavera,

Y de la plenitud del verano,

Me anega de nostalgia.

 

Este año viene cicatero, se exilia de la luz y embriaga de humedad:

Se avergüenza del brillo de la lluvia,

Y matiza con niebla su apariencia.

 

Este otoño lleva mal el frío,

Que marchita su presente

Y oscurece su figura,

Desnudándolo de sus secos oropeles.

 

Un otoño que se precipita para irse,

Que se amortaja de invierno

Antes de tiempo,

Tiene un triste final que yo no quiero.

 

Otoño de mis sesenta y cinco años,

Hoy eres una mancha gris sobre el azul,

O una gama de ocres sin contrastes,

¡pero yo te quiero diferente!

Mañana te esperaré en uno de esos días claros

De tibio frescor y transparente cielo,

O en un atardecer fulgente,

Donde un horizonte de colores

Violetas, magentas y turquesas

Despide al sol en su ocaso.


           **************

                                                     


Otoño en Robledo

Elina Pereira Olmedo


Esta mañana tengo para mí un reloj perezoso

Una luz que recorta las nubes, el monte,

Afilando los contornos

Enfría la mirada cristalina

Desdobla la sombra de la encina

Y me pide que cierre las ventanas.

 

Ayer, cayeron aguas necesarias

Su paso rápido borró la carretera

-las tierras sueltas de raíces ruedan pendiente abajo

Una vez y otra-

El sol recorta día a día su recorrido

En las tardes ya no besa el monte Santa Catalina

 

Y yo, veré a los pájaros preparando la ruta

-emigrar se impone, la noche llega fría-

Algarabía de alas y chillidos que rompen el crepúsculo

Tristeza del vacío que quedará en el aire

Soñaré lejanas costas después de larga travesía

En busca de un abrigo, una copa de vino, y tu abrazo en la noche




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