Lucy en el cielo con diamantes…
por Rafael Seco de Arpe
El sábado pasado 16 de octubre, ha despegado desde Cabo Cañaveral un cohete Atlas 5 de la compañía privada United Lounch Allliance. Lleva una sonda que explorará durante doce años los asteroides Troyanos de Júpiter.
Estos asteroides son un
enjambre de cuerpos que van desde los centenares de metros de diámetro a varios
kilómetros. Se encuentran agrupados en los puntos de Lagrange de Júpiter.
Un punto de Lagrange
(descubiertos en 1772 por el matemático
ítalo-francés Joseph Louis Lagrange)
es el lugar donde la interacción de las fuerzas gravitatorias de dos
cuerpos estelares se anulan y estarías en gravedad cero. En el caso del sistema
Tierra-Luna, una nave que viajara desde la Tierra estaría subiendo cuesta
arriba hasta llegar al punto de Lagrange, donde por unos momentos se detendría y
empezaría a caer hacia abajo… hacia la Luna.
En el caso de Júpiter, en su
interacción gravitatoria con el Sol tiene dos puntos de Lagrange en su
órbita, a 60 grados por delante (L4) y a
60 grados por detrás (L5). En estos
puntos se han concentrado millones de cuerpos en una aparente estabilidad
gravitacional. Son muy antiguos, de la época de la formación del Sistema Solar
y por eso la NASA ha mandado esta misión para su estudio, pues podrían revelarnos
muchas incógnitas sobre la formación de nuestro sistema estelar.
Los primeros astrónomos que los descubrieron, a partir de 1906, empezaron a ponerles nombres de los héroes de la guerra de Troya. Por eso este tipo de asteroides pasaron a la historia de la astronomía como “Asteroides troyanos”. Los agrupados en el punto L4 por delante de Júpiter, llevan nombres griegos (campamento griego) y los del punto L5, por detrás de Júpiter llevan nombres troyanos (campamento troyano).
La NASA ha tenido el detalle
de nombrar a esta misión con el nombre de LUCY, en alusión a los restos
encontrados en 1974 cerca de la aldea de Hadar, en la depresión de Afar, en
Etiopia. Se trata de un esqueleto, probablemente de una joven homínida del
género Australopithecus afarensis de hace tres millones y medio de años. Sus
descubridores, los franceses Maurice
Taieb e Ybes Coppens, junto con el norteamericano Donald Johanson le pusieron
el nombre de Luci, porque en ese momento estaba sonando por la radio la canción
de los Beatles: Lucy in the sky with diamonds (Luci en el cielo con diamantes).
Al ser uno de nuestros más antiguos predecesores, la agencia norteamericana la
ha relacionado con la antigüedad de los asteroides troyanos.
Ringo Starr a declarado al
saberlo: “Estoy tan contento… Lucy vuelve al cielo con diamantes. A John le
hubiese encantado. Lucy, si conoces a alguien allí, dales amor y paz de mi
parte”.
Hay una teoría que dice que
en las capas altas de la atmósfera de Júpiter, los rayos de sus tormentas,
rompen las moléculas orgánicas de metano, liberando el carbono y este se
agruparía en una especie de cenizas ricas en grafito. Estas cenizas caerían por
gravedad hacía el centro del planeta y al ir aumentando la temperatura y la
presión, el grafito se convertiría en diamantes, que lloverían mansamente hacía
las capas bajas de la atmosfera joviana.
Así que sí, amigo Ringo,
Lucy estará en el cielo con diamantes.
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