Hace 60 años Kennedy lanzó el órdago de
que EE.UU. iría a la Luna
Por: Enrique Teruel: MrGorsky
Y con ellos el resto de la
humanidad. Porque, aunque la decisión, los recursos, el esfuerzo y la bandera
que ondearía, ocho años después, sobre la superficie de la Luna fuera de los
Estados Unidos, todo el resto del Mundo descendió con Neil Armstrong (y
Buzz Aldrin después) por la escalerilla del módulo lunar Águila, en aquel
verano de 1969.
Y es que, el 25 de
mayo de 1961 se tomó, o, mejor dicho, se anunció, una decisión
que cambiaría la historia de nuestra especie puesto que, pisar la Luna
con seres humanos, demostró que nuestra civilización podía realizar viajes
interplanetarios, lo cual constituía un hito en la evolución del Homo sapiens.
El formato escogido fue
un discurso especial ante la sesión conjunta del Congreso de los Estados
Unidos.
PERO, ¿CÓMO SE LLEGÓ
EXACTAMENTE A ESE DÍA?
El 20 de enero de 1961, John
F. Kennedy es proclamado como el presidente número 35 de los Estados Unidos de
América.
El 12 de febrero de
1961, James E. Webb jura su cargo como nuevo jefe de la NASA. Webb
fue, sin duda, uno de los actores clave en toda esta aventura.
Entre el 17 y el 20 de
febrero se produce el desastre de bahía Cochinos en el que un grupo
de exiliados cubanos, con la ayuda norteamericana, intentaron derrocar a Fidel
Castro. Aunque este hecho nada tiene que ver con la Carrera espacial sí que hay
que ponerlo en contexto para entender la situación general en la que se
encontraba el recién y flamante presidente de los EE.UU.
El 12 de abril, Yuri
Gagarin se convierte en el primer ser humano en orbitar la Tierra. En círculos
de la NASA se comentó que los soviéticos querían enviar cosmonautas a la Luna
en el año 1967.
UN DOCUMENTO PARA LA
HISTORIA
El 20 de abril, el
presidente Kennedy le escribe al vicepresidente Johnson un memorando en
el que le pregunta:
1. ¿Tenemos alguna
posibilidad de vencer a los soviéticos poniendo un laboratorio en el espacio, o
con un vuelo alrededor de la luna, o haciendo aterrizar un cohete en la Luna, o
haciendo un viaje de ida y vuelta con un hombre a la Luna? ¿Hay algún otro
programa espacial que ofrezca resultados considerables en el cual podamos ganar
nosotros?
2. ¿Cuánto costaría de más?
3. ¿Estamos trabajando las
24 horas del día en los programas ya existentes? Si no, ¿por qué no? Si no, ¿me
recomendará sobre cómo se puede acelerar el trabajo?
4. Al construir grandes
lanzadores, ¿deberíamos poner nuestro énfasis en la energía nuclear, química,
combustible líquido, o en una combinación de estas tres?
5. ¿Estamos haciendo el
máximo esfuerzo? ¿Estamos logrando los resultados necesarios?
Lyndon B. Johnson, junto con
James Webb, el Ministro de Defensa Robert McNamara y Jerome Wiesner (presidente
del comité consultor de ciencia de la presidencia), se puso a trabajar
frenéticamente, ya que él sí que era un convencido del programa espacial y, al
cabo de ocho días, el 28 de abril, Kennedy ya tenía encima de su mesa las
respuestas a sus cuestiones, en forma de otro memorando. En ese documento
había una recomendación, hecha por Wernher von Braun, de plantear un vuelo a la
Luna dado que, al ser un objetivo en el que tanto la URSS como los EE.UU.
carecían de experiencia previa, los dos países partirían en igualdad de
condiciones.
El 5 de mayo se lanzaba
al espacio al primer norteamericano, Alan B. Shepard, a bordo de la cápsula
Libertad 7 (Freedom 7). Tres días después, Kennedy recibe a Shepard en
la Casa Blanca y le otorga la medalla de la NASA por servicios distinguidos.
EL ÓRDAGO
La decisión de ir a la Luna
ya estaba tomada, solo quedaba decidir cómo se anunciaría al pueblo de los
Estados Unidos (y al resto del Mundo). Aunque se barajaron otras opciones, dada
la trascendencia de la empresa y la cantidad de dinero que sería necesario
conseguir (Kennedy pidió al principio entre 7.000 y 9.000 millones de dólares,
aunque luego se quedó corto), la única forma válida era a través de los
representantes de los ciudadanos norteamericanos, es decir, en una sesión
conjunta del Senado y el Congreso de los EE.UU. en donde se escuchó “el
órdago”, tal y como lo define nuestro admirado Alberto Martos.
Special Address to Congress on Urgent National Needs (JFKWHP-1961-05-25-E) – JFKLibrary.org
“Creo que esta nación debe
comprometerse a alcanzar el objetivo, antes del final de esta década, de llevar
a un hombre a la Luna y devolverlo a salvo a la Tierra”.
El discurso de Kennedy fue
importante, básicamente, por dos motivos:
1. Se
fija claramente el objetivo.
2. Se
fija un periodo de tiempo para conseguirlo.
El reto estaba lanzado,
comenzando aquí, realmente, lo que se denomina como Carrera espacial, dado que,
aunque no lo hizo de forma explícita, la Unión Soviética aceptó ese envite.
¿QUÉ PASÓ DESPUÉS?
Durante los siguientes años,
se movilizaron tal cantidad de recursos económicos y humanos, se
construyeron inmensas infraestructuras, incluyendo estaciones de
seguimiento por todo el mundo y en donde España tuvo un papel fundamental, se
desarrollaron técnicas, materiales y conocimientos nunca antes vistos
muchos de los cuales, aún hoy en día, siguen en uso y todo por y para vencer a
los soviéticos.
Porque realmente, y como
dijo Frank Borman (Apolo 8), lo que en verdad querían los norteamericanos
era ganar a los rusos. Punto.
Aunque, independientemente
de la transcendencia histórica para el ser humano de aquella gesta, lo más
profundo del Programa Apolo fue lo que en su día comentó el astronauta
Joseph P. Allen:
“Con todos los argumentos, a
favor y en contra, para ir a la Luna, nadie sugirió que debiéramos hacerlo para
observar la Tierra. Pero esa de hecho puede que fuese la razón más importante.”
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